Envases Sostenibles: verdes e irrompibles

La sostenibilidad es cada vez más importante para los consumidores. Exigen productos ética y ecológicamente correctos, envasados ahorrando recursos, pero que les lleguen bien protegidos. Esto sitúa al fabricante de envases ante una gran tarea: la industria desea ahorrar material, pero debe garantizarse siempre la resistencia del envase.

El grupo de bienes de consumo británico-holandés Unilever, famoso por sus marcas conocidas internacionalmente, como el limpiador Domestos o el jabón Dove, sigue una estrategia ambiciosa: de aquí al 2020 desea duplicar sus ventas en todo el mundo, que actualmente son de 40.000 millones de euros y, al mismo tiempo, reducir a la mitad sus emisiones de CO2 aumentando la eficiencia de los envases y de la producción. Además, Unilever asume una mayor responsabilidad social: Entre otras cosas, de aquí a 2020 deben integrarse en su cadena de suministro medio millón de pequeños granjeros y comerciantes. “Queremos ser una empresa sostenible en todo el sentido de la palabra”, afirma el Director de Unilever, Paul Polman.

Sin embargo, para este director, lo más importante no es la conservación de la naturaleza, sino el resultado económico. Para muchos consumidores, la actuación sostenible se ha convertido en un criterio de compra importante. Anteriormente apenas se preguntaba por el origen, el tipo de producción y el envase, pero actualmente se valoran más las mercancías ecológica y moralmente “limpias”. Por lo tanto, la empresa de investigación de mercado de los EE.UU., Pike Research, cree que las ventas mundiales de envases sostenibles en el periodo de 2009 a 2014 aumentarán de 88 a 170.000 millones de euros de dólares USA, casi el doble. “La conciencia medioambiental de los consumidores ha aumentado claramente debido al debate actual sobre el clima”, explica Clint Wheelock, Director de Pike Research.


Material sostenible: las latas de aluminio no tienen precisamente fama de ecológicas, pero su índice de reciclaje es del 96% (foto: Alcoa).

Los estilos de vida se hacen “más verdes”
Junto a la protección del clima, los aspectos sociales tienen un papel cada vez mayor. Los consumidores modernos desean tener una vida más sana y por ello valoran mucho los alimentos naturales, que estén empaquetados de forma totalmente segura y que tengan un sabor genuino. Esta clientela es también cada vez más importante, de modo que los fabricantes de productos realizan un compromiso social y ofrecen mercancías correctamente tratadas. “Observamos una tendencia al consumo ético”, explica el analista Jens Lönneker, de la empresa de investigación de mercado de Colonia, Rheingold. Según él: el comercio justo se encuentra establecido desde hace tiempo entre los denominados Lohas (Lifestyle of Health and Sustainability), es decir, el grupo de consumidores que orienta su estilo de vida por la salud y la sostenibilidad. La tendencia va en aumento actualmente entre los mayores de 18 años que en lugar de refrescos y cervezas convencionales prefieren cervezas o refrescos de comercio justo en botellas de diseño.

Para la industria, la tendencia a la sostenibilidad es una bendición y una maldición al mismo tiempo. Por una parte debe desarrollar nuevos productos y campañas que le suponen grandes costes. Por otra parte, la demanda creciente de productos sostenibles es una promesa de crecimiento económico. Por este motivo, los grandes consorcios, potentes financieramente, como Coca Cola, Kraft Foods o Unilever siguen estrategias de sostenibilidad de amplio alcance. Prestan soporte a organizaciones medioambientales, de defensa de la naturaleza y asistenciales o bien realizan ayudas directas para el desarrollo por ellos mismos. Asimismo, invierten en instalaciones de producción y envasado más eficientes. “Hasta 2020 reduciremos nuestro consumo de material en un tercio”, promete el Sr. Polman, Director de Unilever.

Los fabricantes de envases ayudan a la industria a reducir su impacto ecológico. Diseñan nuevos envases y desarrollan los procesos de producción para ello. No es una tarea fácil: por medio de grosores de material menores y proporciones inferiores de materiales que consumen muchos recursos, se ahorran materias primas, sin que por ello deban resentirse la hermeticidad ni la resistencia del envase. “Lo más importante es la protección del producto”, comenta Stefan Glimm, Director Gerente de la Asociación Alemana de la Industria del Aluminio (GDA). No en vano, la seguridad es lo principal: según la Organización Europea de Envases y Medio Ambiente (EUROPEN), el valor de los recursos integrados en los productos alimenticios es mucho mayor que el valor del envase que protege el producto. Por ello, las pérdidas de producto debidas a un envase insuficiente causan más emisiones de CO2 de las que se ahorran evitando un envase innecesario. En los países en vías de desarrollo, las pérdidas de alimentos son un gran problema: según los datos de EUROPEN, el 40% de las mercancías se pierden en la cadena de suministro. De este modo, una mejor protección de los productos en estos países podría ser una descarga considerable para el medio ambiente. También en la edición de interpack que se celebrará del 12 al 18 de mayo de 2011, el evento más importante a nivel mundial del sector de los envases, la protección alimentaria será uno de los temas principales. La exposición especial SAVE FOOD diseñada junto con la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación de la Naciones Unidas (FAO) muestra cómo los diferentes elementos de la cadena de creación de valor en materia de envasado, la logística y el transporte pueden realizar una contribución contra el despilfarro mundial de alimentos.

La seguridad es lo más importante
Los fabricantes de envases demuestran con múltiples innovaciones que la seguridad y la ecología no deben ser opuestas. Por ejemplo, la empresa de los EE.UU. Sonoco presentará en interpack 2011 soluciones de envases eficientes de su nueva “True Blue Line”. Según Jeff Schuetz, portavoz de la empresa, con una resistencia uniformemente alta, éstos necesitan menos material o pueden reciclarse más fácilmente que los envases existentes hasta ahora. La industria ya se sirve de esta gama regularmente. El fabricante alemán de productos alimenticios Kraft Foods utiliza para sus marcas de café Maxwell House, Nabob y Yuban, en vez de latas metálicas, nuevos envases de cartón reciclable diseñados por Sonoco. Unilever ha rediseñado las botellas de plástico para sus productos de cuidado del cabello de la marca Suave con la ayuda de Sonoco: los nuevos envases necesitan un 16% menos de material, pero gracias a su novedosa forma abombada, son más resistentes que sus predecesores.

Transporte optimizado: Coca-Cola reduce sus emisiones de CO2 con trayectos de distribución más cortos. (foto: Coca-Cola)

La Asociación de la Industria Alemana de Envases de Plástico (IK) lo ha confirmado en base a este tipo de innovaciones: el plástico es ideal para fabricar envases sostenibles. “Es muy versátil”, explica Isabell Schmidt, responsable de IK para el medio ambiente y el desarrollo sostenible. El plástico ofrece protección, es transparente y gracias al peso reducido de los envases pueden ahorrarse costes de transporte y evitarse emisiones de CO2 . Y el sector desea aumentar todavía más su contribución a la sostenibilidad. “El objetivo es, entre otros, producir envases todavía más ligeros y seguir aumentando el grado de reciclaje”, afirma la Sra. Schmidt.

Además del plástico, que es el material utilizado más frecuentemente para los envases en todo el mundo, también los materiales para envases más corrientes como papel/cartón, vidrio y metal/aluminio ofrecen oportunidades para mantener una estrategia de envases sostenibles, ya que cada uno tiene sus propias ventajas.

Por ejemplo, el papel, cartón liso y corrugado, según un estudio del Instituto holandés de investigación CE Delft, causan una emisión de CO2 inferior que la mayoría de los demás tipos de envases, lo que se obtiene, entre otras cosas, con una producción más eficiente y unas emisiones inferiores debido al transporte. El equivalente de CO2 del papel y materiales afines es de 676 kg de CO2 por tonelada de material, los otros materiales para envases convencionales un mínimo de 1.000 kg de CO2.



La ecología es un triunfo: a menudo, los envases de bioplásticos están fabricados con materias primas renovables – por ello encajan en la estrategia de sostenibilidad de muchas empresas. (foto: Messe Düsseldorf)

El vidrio, por su parte, no puede valorarse por su peso bajo, pero es reutilizable, reciclable y absolutamente seguro. “El vidrio es inerte y prácticamente no existen interacciones entre el contenido y el envase”, explica Johann Overath, Director Ejecutivo de la Asociación Alemana de la Industria del Vidrio. Además, se fabrica casi exclusivamente con materias primas presentes en la naturaleza en abundancia. Es muy valorado por los consumidores que aprecian el sabor puro y desean consumir productos con envases “sanos”. Según una encuesta de la Asociación Europea de Envases de Vidrio, el 75% de los europeos encuestados preferían los envases de vidrio, ya que contribuyen a un estilo de vida sano.

También la hojalata y el aluminio protegen los alimentos y pueden reciclarse fácilmente. En el aluminio, el reciclaje alcanza el 82,3%, en las latas de bebidas de este metal llega al 96%. “Este porcentaje debe aumentarse cerrando los circuitos”, afirma el Sr. Glimm, Director Gerente de GDA. Además, el sector desea ahorrar material. “El objetivo es proteger más productos con menos aluminio”, afirma Glimm.

Los bioplásticos ganan protagonismo
Sin embargo, los fabricantes de materiales para envases establecidos deben contar con la competencia creciente de los bioplásticos. Es verdad que no pueden usarse tan versátilmente como los plásticos convencionales con base de petróleo crudo, pero cada vez se perfeccionan más sus características: la empresa británica Innovia Films ofrece como novedad, bajo el nombre de Natureflex, una lámina plástica degradable para envasar alimentos, compostable en un 100%. Esta biolámina multicapa, según Andy Sweetman, Director de Marketing, proporciona un excelente efecto barrera contra la humedad y los gases, que mantiene crujientes de forma duradera alimentos como las galletas. El fabricante alemán de bioplásticos FKuR Kunststoff apuesta por el perfeccionado efecto barrera: la empresa produce, entre otras cosas, bioláminas multicapa, que proporcionan también seguridad contra escapes en los pañales ecológicos para niños. Los bioenvases especialmente adecuados para bajas temperaturas, un nuevo desarrollo de FKuR, se utilizan para envasar alimentos congelados. La evolución espectacular de los bioplásticos tiene su reflejo también en interpack. En 2005 hubo una exposición especial de 250 m2 de superficie neta, ocupada por fabricantes de bioplásticos, mientras que en 2011 serán unos 2.000 m2 de la superficie de exposición regular.

Sostenibilidad ya en la producción
También los fabricantes de máquinas de envasar pueden contribuir a hacer que los costes de los envases desciendan rápidamente. La Asociación Técnica de Máquinas para Procesamiento de Alimentos y Máquinas de Envasar de la Asociación Alemana de Construcción de Máquinas e Instalaciones (VDMA) no sólo ve potenciales de ahorro en los materiales para envasar: también existe una contribución fundamental a una producción sostenible en la reducción del consumo de energía y medios de producción de las máquinas de envasar a través de la técnica moderna. Así, por ejemplo, podría utilizarse la servotécnica descentralizada, que trabaja de forma más dinámica y eficiente que los grandes impulsores. Es cierto que los costes de adquisición de estas máquinas son altos, pero según VDMA, estos gastos se amortizan rápidamente en el curso del ciclo de vida de una moderna instalación gracias al consumo de energía inferior. Los fabricantes de productos que apuestan por la sostenibilidad no se benefician sólo en el lugar de venta, sino ya en la producción.

Producción eficiente: las modernas líneas de envasado consumen menos energía y reducen costes. (foto: Messe Düsseldorf)

Fuente: Departamento de Prensa Interpack

Envases Inteligentes: Con Detector De Frescura Incorporado

fuente: http://www.interpack.de/
Los envases modernos, para tener una mejor estabilidad, no sólo necesitan menos material y pueden manejarse eficientemente – ahora, los indicadores de tiempo-temperatura o microchips proporcionan información en cualquier momento sobre el estado de calidad del producto. Los sistemas activos incluso pueden mejorar la calidad del producto envasado durante el almacenamiento. Por esto motivo, el “Smart Packaging” debería ser un tema muy importante para los fabricantes de productos.


Cerebro discreto: antes de usarlos en envases, los microchips se tratan con productos químicos en un laboratorio de sala limpia. (foto: BASF)

Los suizos no están dispuestos a realizar ninguna concesión con su apreciado “Güggeli”, como llaman el pollo asado. Si no se crían adecuadamente, se someten a controles sanitarios regulares y no son totalmente frescos, los pollos no llegan a la mesa. La empresa suiza Ernst Kneuss Geflügel ha creado algo especial para los exigentes suizos: Imprime una etiqueta OnVu, un indicador de tiempo-temperatura, en la caja de cartón de su pollo para asar “Bachofe-Güggeli”, que lo acompaña hasta el comercio. Un pigmento especial en el interior del símbolo de una manzana se irradia con UV durante el envasado y se vuelve azul. Desde ese momento, el color comienza a desvanecerse con el tiempo y en función de la temperatura. Dependiendo del tiempo que se haya almacenado caliente el pollo asado, más rápidamente cambia el color. Si el interior de la manzana es más pálido que el color de referencia del borde, el consumidor sabe que el pollo no debe comerse.

“Con las etiquetas, nuestros clientes pueden comprobar el frescor y la calidad de nuestros productos y ponemos de manifiesto nuestra filosofía de calidad”, explica Daniel Kneuss, Director Gerente de la empresa. Este fabricante de aves preparadas introdujo la etiqueta OnVu ya en 2008, otras empresas desean hacerlo a partir de ahora. “Estamos negociando en todo el mundo con cadenas comerciales y de comida rápida”, afirma Martin Angehrn, Director de OnVu en BASF. El grupo químico alemán adquirió en 2008 la empresa suiza especializada en pigmentos Ciba, que ha desarrollado el indicador junto con el fabricante alemán de maquinaria Bizerba.

La fecha de caducidad no es suficiente
Si se desea garantizar totalmente a los clientes la seguridad de los productos, debe controlarse toda la cadena logística desde la producción hasta el consumidor. Esto es especialmente aplicable a los alimentos perecederos más sensibles y a los productos farmacéuticos. Se demuestra continuamente: el peligro debido a los productos estropeados o medicamentos inservibles es grande. Hasta ahora, los consumidores sólo pueden orientarse por la fecha de caducidad. Ésta indica el tiempo que un producto puede utilizarse sin problemas de calidad, si se almacena correctamente. El problema es que si se interrumpe la cadena de frío o entra humedad, se estropea antes y puede ser un peligro para la salud de los consumidores. Por otra parte, a menudo hay alimentos que siguen estando frescos después de su fecha de caducidad, pero se descartan por precaución y de este modo se desperdician recursos innecesariamente. Los indicadores de tiempo-temperatura muestran exactamente el grado de frescor y evitan residuos innecesarios. “De este modo contribuyen también a la sostenibilidad”, afirma el Sr. Angehrn.


Detector de frescura: el autoadhesivo de la empresa japonesa To-Genkyo cambia su color cuanto más amoniaco libera la carne. Si no es consumible, la parte inferior del reloj de arena aparece gris. (foto: To-Genkyo)

Dado que cada vez son más los consumidores que valoran los productos sanos y ecológicos con valor añadido, los expertos cuentan con un fuerte crecimiento del mercado de “Smart Packaging”. La empresa de investigación de mercado de los EE.UU. MarketsandMarkets estima que las ventas mundiales de envases inteligentes en el periodo 2010 a 2015 aumentará un 8,2% a unos 24.000 millones de US dólares. Los analistas creen que, junto a las etiquetas de color, progresará también el uso de la técnica de frecuencias de radio (RFID). Los microchips integrados en los envases captan continuamente, por medio de sensores, información sobre el estado de un producto como la humedad o temperatura y emiten una alarma en caso se superar o descender de los valores umbral programados. Los chips también ayudan a los pacientes a tomar puntualmente la dosis exacta de los medicamentos: cuando es la hora de tomar el medicamento, suena una señal. Pero los procesadores todavía pueden hacer más cosas: si se les suministran datos como el lugar de envasado o la fecha de fabricación, los productos pueden trazarse sin excepciones – una importante característica contra falsificaciones.



Más seguridad: El MediFalter de Körber, gracias a un calendario integrado y a los símbolos de día y noche, ayuda en las tomas puntuales de medicamentos y además evita contaminaciones gracias a la clara separación de los diferentes medicamentos. (foto: Körber)

La industria prevé un gran potencial en los chips e impulsa con entusiasmo su desarrollo. Por ejemplo, la Organic Electronics Association (OE-A), un grupo de trabajo de la Asociación Alemana de Construcción de Máquinas e Instalaciones (VDMA) trabaja en la comercialización de electrónica orgánica imprimible. “La electrónica económica, fina y flexible, que mediante el montaje en sustratos de poliéster flexibles puede integrarse fácilmente en los envases, será algo habitual e imprescindible en los comercios en el futuro”, afirma el Presidente de OE-A, Wolfgang Mildner. Con RFID pudieron llamarse o cargarse grandes cantidades de información sobre los productos en un instante. De este modo, la técnica ofrece garantía de autenticidad y seguridad de distribución. También en interpack, del 12 al 18 de mayo de 2011, el evento mundial más importante del sector de los envases, el envase “que se comunica” será un tema importante.

Frescura desde el empaque flexible
Los envases futuros deben ofrecer todavía más: interactuarán con el producto envasado, eliminarán el oxígeno y los microbios, mejorando la durabilidad y calidad de los productos. En Japón se usan, ya desde hace años, almohadillas que absorben el oxígeno, las llamadas bolsitas, para la conservación de las verduras o el pescado. Sin embargo, los europeos y estadounidenses no aceptan de muy buen grado los llamativos envases con la inscripción “¡No comer!”. Los investigadores del Instituto Fraunhofer de Tecnología de Procedimientos y Embalajes (IVV) de Freising han desarrollado soluciones de conservación más elegantes. “Integramos absorbedores de oxígeno como el hierro en la matriz polimérica del material de envase”, afirma el desarrollador de material de IVV, Sven Sängerlaub. Así, las bebidas sensibles al oxígeno como la cerveza o los zumos de frutas tienen una durabilidad superior en las botellas de PET preparadas de este modo. Además, IVV ofrece a la industria una eficaz lámina antimicrobiana. Suministra ácido sórbico en la superficie del alimento, el punto de ataque principal de las contaminaciones y con ello lo conserva. En interpack pueden hacerse los fabricantes de productos una imagen precisa de las innovaciones de IVV.


Equipo de alta tecnología: Los envases Wallet multifuncionales están de moda. Algunos fabricantes de maquinaria tienen ya la oferta de instalaciones adecuada para ello. (foto: Körber)

Los críticos argumentan que los envases activos tienen sustancias químicas adicionales que perjudican la naturaleza de los productos. “Para la protección de los alimentos se usan sólo sustancias inocuas, que no alteran ni el olor ni el sabor”, replica el Sr. Sängerlaub. Además, por medio de sustancias antimicrobianas como el ácido sórbico, puede prescindirse de conservantes en el producto. “Esto fomenta un estilo de vida sano.” El científico ve un probable problema en los elevados costes para la introducción en el mercado de nuevas soluciones de envases. Para ello, la industria tendría que modernizar sus líneas de envases y probar ampliamente sus nuevos envases. “Esto dificulta la transferencia del laboratorio a la producción en serie”, afirma el Sr. Sängerlaub.

Los fabricantes de maquinaria se preparan
Los especialistas en envases y sus proveedores especulan con que la necesidad de la industria en “Smart Packs” presiona fuertemente e invierten en la ampliación de su gama de productos. “Los nuevos productos y campañas requieren grandes inversiones, sin embargo la demanda creciente de los consumidores de productos con valor añadido es una promesa de beneficio económico a largo plazo para las empresas”, afirma el Sr. Mildner, Presidente de OE-A. La empresa especializada en plásticos de Hamburgo, Albis Plastic, ofrece a los fabricantes de productos para envases, con el nombre de “Shelfplus O2” un absorbedor de oxígeno con base de hierro “altamente eficiente“ según sus propios datos, que se mezcla con el, plástico natural según el alimento y la forma del envase. El fabricante de latas austriaco Pirlo incluye una almohadilla de silicagel en una inserción de plástico perforada en la tapa de sus nuevas latas de hojalata “DryCan” para café y té. “Este nuevo componente del envase regula la humedad y evita la formación de grumos en los productos en polvo“, explica el Director de Pirlo, Julius Lüthi.


Smart Wallet: Bosch ha encontrado una forma de fabricar, rápida y económicamente, cajitas plegables complejas para medicamentos. La industria farmacéutica ha mostrado ya un gran interés. (foto: Bosch)

También en los envases inteligentes se desarrollan rápidamente innovaciones. El grupo alemán Bosch ofrece con “Smart Wallet” un envase exterior para los medicamentos sólidos, que además puede dotarse de un microchip. La cajita de Bosch no recibe su nombre sólo de la inteligencia integrable, sino también porque es especialmente ligera y económica de fabricar. “La instalación para fabricar Smart Wallets – en comparación con las máquinas de envasado de Wallet corrientes – ocupa una superficie inferior y requiere en total una inversión menor”, explica el Director de producto de Bosch, Helmut Deichert. La clave de la eficiencia de las Smart Wallets está en su funda exterior pegada que se coloca en una máquina de empaquetar en cajas de cartón corriente y se carga con un blister, un envase transparente para pastillas. De este modo, según el tipo de máquina, pudieron fabricarse hasta 300 Wallets por minuto, explica Deichert.

Fabricar con rapidez envases complejos – esto es algo que hacen también las máquinas de la empresa alemana Körber, de la italiana IMA o de la suiza Pago. Existen máquinas automáticas etiquetadoras, aptas para RFID, que no colocan los microchips planos, sino sobresalientes sobre el producto, en forma de bandera. De este modo no hay interferencias de radio con los líquidos y envases metálicos. Las innovaciones de la empresas muestran que los envases inteligentes y activos son desde hace tiempo mucho más que una visión atrevida. En interpack, que se celebrará del 12-18 de mayo en Düsseldorf, los especialistas en embalajes y los fabricantes de productos pueden hacerse una idea de todo ello en vivo.

Cajas Eléctricas Para Cereales


no solo eléctricas sino inalámbricas
Fulton Innovation de las Vegas Nevada, ha creado la mas innovadora y llamativa caja para cereales.

Utilizando energía eléctrica por inducción para crear un efecto llamativo, al proveer electricidad por medio de bobinas electromagnéticas.
Este desarrollo también es aplicable a calentar latas de sopa por inducción; donde lo único necesario es que el envase tenga una pequeña bobina que convierta inducción en electricidad.

DISEÑO Y MEDIO AMBIENTE

artículo de André Ricard

“Es absurdo pretender que «el diseño salvará al mundo» como alguno ha dicho en un momento de exaltación. Lo que sí es cierto es que un adecuado diseño de las cosas que componen nuestro entorno, es esencial para la mejora de nuestra calidad de vida. De hecho esa habría de ser la esencia misma de una creatividad bien entendida, en cualquiera de sus vertientes. Es en la medida en que nos son más «útiles» las cosas que usamos que se incrementa la calidad de nuestra relación con ellas. Esa mejora se consigue corrigiendo las deficiencias detectadas en los objetos existentes y aportando, aunque sea leve, una mejora. A veces basta con variar una forma para lograrlo. Sin embargo, la calidad de vida no depende ya únicamente del modo en que se configuran las cosas que nos rodean. Los problemas más importantes exceden la capacidad creativa del individuo, incluso no son ya propios de un país o de un continente. Hay factores globales que nos afectan a todos y que sólo pueden resolverse con la participación activa de todos. Tanto a nivel nacional como internacional, tanto a nivel profesional como individual.

Parece que, por fin, la sociedad se ha sensibilizado por los problemas que genera el cambio climático. Se constata el deshielo de los casquetes polares, el crecimiento del agujero de ozono y de la polución pero, al parecer, uno de los problemas más acuciante a los que se enfrenta el mundo, es el de la escasez de agua: un ingrediente esencial de la vida en la tierra. Y no se trata aquí de los problemas de sequía que afectan cíclicamente ciertas regiones, sino que no hay suficiente agua como para satisfacer una demanda en constante crecimiento. Nuestro planeta dispone hoy de la misma cantidad de agua que hace miles de años cuando, por otra parte, su consumo no cesa de crecer.

El modo de vida «occidental» (que suele ser el modelo al que todos aspiran) no sólo induce un mayor consumo, sino que derrocha el agua. No la valora como el elemento esencial e irremplazable que es. El progreso ha traído en sus bagajes, además de esos saludables principios de higiene, que ya de por sí generan más consumo, también una predisposición al derroche. Tanto a nivel personal como industrial, el agua se malgasta sin tener en cuenta el enorme valor que tiene.

El problema de su escasez es urgente y grave. Quizás podamos aún paliarlo si sabemos tomar, de inmediato, las medidas necesarias. Unas medidas que no sólo son urgentes, sino que han de enfocarse en múltiples direcciones. Es evidente que lo más apremiante es definir una política global para la protección de las reservas existentes de superficie y freática. Una política basada en evitar la polución del agua por todos aquellos agentes que la degradan y, a la vez, de reciclaje de las aguas usadas. Pero, incluso suponiendo que se llevara a efecto con éxito, sigue subsistiendo el hecho de que el agua de que dispone naturalmente la tierra va siendo insuficiente para atender las crecientes necesidades del planeta. Por ello una política global de futuro, debe comprender además, una acción encaminada a frenar ese consumo indiscriminado que se viene haciendo.

Nuestra sociedad opulenta carece de ese «culto del agua» que se aprecia en otras culturas. Es un problema cultural que ha de modificarse. Nadie jamás nos ha enseñado a «respetar» el agua del mismo modo que se nos ha enseñado a respetar una flor o un libro. Y es allí donde empieza el problema. Es esta falta de toma de conciencia del valor esencial del agua, la que influye en nuestro comportamiento cotidiano. Cuando dejamos un grifo abierto más tiempo del preciso no somos conscientes de que este gesto esta «desangrando» las limitadas reservas de algo tan vital.

Se habla en estos momentos de próximas restricciones de agua en ciertas áreas. No creo que esta sea la solución, si bien es la que única que se pueda tomar de inmediato. En efecto, sí es evidente que en las horas de corte, no habrá consumo, en cambio, en aquellas horas en que haya suministro, se seguirá consumiendo con el mismo derroche y, además, se hará acopio de agua llenando bañeras y recipientes, mucha de la cual no será luego utilizada. Puede acabar siendo un ahorro escaso a costa de crear engorro para miles de usuarios. Es una solución «parche».

Lo que realmente hemos de lograr es que se modere el consumo de agua sin que ello merme un uso racional. Esta seria la mejor solución. El objetivo es conseguir que toda el agua que se consume sea efectivamente «utilizada». Que se evite esa mucha agua que va directamente del grifo al desagüe sin utilidad alguna.

Esta falta de respeto por el agua está tan anclada en nuestra cultura, que se observa incluso en los ingenios que el hombre moderno ha creado para usarla. El propio concepto mecánico del grifo actual —que es el dispositivo de uso habitual de que disponemos— resulta hoy muy primario si lo contemplamos bajo el prisma ecológico. Un dispositivo que mediante un simple giro permite la salida ininterrumpida del agua, no es ya el adecuado para la situación presente. ¡Exige un replanteamiento total! Mientras no exista un uso ponderado del agua y me temo que ello tardará en producirse, entre tanto, hemos de usar nuestro ingenio para crear una nueva generación de dispositivos capaces controlar el derroche sin afectar el uso.

Este es el papel que le corresponde al diseño y a la creatividad en general: el de detectar las carencias y saber hallar el modo de mejorar las cosas para adecuarlas a las nuevas exigencias del presente. La mejora de la calidad de vida que permiten las nuevas tecnologías no ha de limitarse a avanzar sin reparar a los problemas que conlleva. Ha de compensar los efectos secundarios que ellas mismas generan. ¡De lo contrario no hay progreso!. Es necesario desarrollar nuevos ingenios que contrarresten las carencias provocadas por el propio crecimiento. En este caso concreto la investigación ha de centrarse en crear un nuevo concepto de grifos más perfeccionados que nos den el agua que necesitamos a la vez que eviten toda esa agua desperdiciada.

Existen hoy grifos que se activan automáticamente con una célula fotoeléctrica cuando se colocan las manos bajo el caño y otros con la presión de un pedal. Son dispositivos costosos y suelen usarse para instalaciones públicas y colectividades. De lo que se trata ahora es de desarrollar soluciones más simples que estén al alcance de la mayoría por precio y facilidad de instalación. El nuevo dispositivo ha de ser un producto simple y seriado, para que sea tan habitual en las instalaciones como los son los grifos de ahora. PEQUEÑAS soluciones puntuales que estén al alcance de una mayoría contribuyen mucho en resolver GRANDES problemas.

Es un reto que no sólo afecta al diseño, pero en el que el diseño tiene un papel importante que jugar. Es en este tipo de temas que, quienes ejercen el diseño de investigación, pueden encontrar materia. Olvidemos un tiempo las elucubraciones en torno al mobiliario a los que muchos se habían volcado y veamos en qué podemos ayudar con nuestra imaginación creadora a resolver problemas tan vitales y no por ello menos interesantes creativamente. Es así que el diseño puede, si no salvar al mundo, cuanto menos contribuir a paliar muchos de lo problemas que lo aquejan.”

etiquetas de viaje

Las etiquetas de viajes fueron un complemento indispensable y el distintivo característico de la historia de los hoteles en la años de más apogeo y boom de los viajes - de 1900 hasta 1950 -.

Así, en esta época las etiquetas del lugar de estancia fueron muy utilizadas como un medio de publicidad y se podían ver en todo tipo de maletas y cuidadosamente colocadas por el personal del hotel, principalmente los botones. La temática giraba entorno al golf, vuelos, barcos, coches, el personal del hotel, colonias italianas o los hoteles de la British Railway; y como dato, las principales imprentas eran Richter & C, Imbert A.Trüb o A. Boutillier.

Diseñadores especializados en las etiquetas de viajes como el suizo Charles Kuhn o artistas que colaboraban creando algunas como Mario Borgoni, J. Paschal o el ilustrador Filippo Romoli no pudieron evitar que esta constumbre desapareciera quedando como objeto de coleccionistas.

fuente: http://www.historia.com.pt/labels/labelindex.htm

DISEÑO Y MEDIO AMBIENTE.

artículo de André Ricard

“Es absurdo pretender que «el diseño salvará al mundo» como alguno ha dicho en un momento de exaltación. Lo que sí es cierto es que un adecuado diseño de las cosas que componen nuestro entorno, es esencial para la mejora de nuestra calidad de vida. De hecho esa habría de ser la esencia misma de una creatividad bien entendida, en cualquiera de sus vertientes. Es en la medida en que nos son más «útiles» las cosas que usamos que se incrementa la calidad de nuestra relación con ellas. Esa mejora se consigue corrigiendo las deficiencias detectadas en los objetos existentes y aportando, aunque sea leve, una mejora. A veces basta con variar una forma para lograrlo. Sin embargo, la calidad de vida no depende ya únicamente del modo en que se configuran las cosas que nos rodean. Los problemas más importantes exceden la capacidad creativa del individuo, incluso no son ya propios de un país o de un continente. Hay factores globales que nos afectan a todos y que sólo pueden resolverse con la participación activa de todos. Tanto a nivel nacional como internacional, tanto a nivel profesional como individual.

Parece que, por fin, la sociedad se ha sensibilizado por los problemas que genera el cambio climático. Se constata el deshielo de los casquetes polares, el crecimiento del agujero de ozono y de la polución pero, al parecer, uno de los problemas más acuciante a los que se enfrenta el mundo, es el de la escasez de agua: un ingrediente esencial de la vida en la tierra. Y no se trata aquí de los problemas de sequía que afectan cíclicamente ciertas regiones, sino que no hay suficiente agua como para satisfacer una demanda en constante crecimiento. Nuestro planeta dispone hoy de la misma cantidad de agua que hace miles de años cuando, por otra parte, su consumo no cesa de crecer.

El modo de vida «occidental» (que suele ser el modelo al que todos aspiran) no sólo induce un mayor consumo, sino que derrocha el agua. No la valora como el elemento esencial e irremplazable que es. El progreso ha traído en sus bagajes, además de esos saludables principios de higiene, que ya de por sí generan más consumo, también una predisposición al derroche. Tanto a nivel personal como industrial, el agua se malgasta sin tener en cuenta el enorme valor que tiene.

El problema de su escasez es urgente y grave. Quizás podamos aún paliarlo si sabemos tomar, de inmediato, las medidas necesarias. Unas medidas que no sólo son urgentes, sino que han de enfocarse en múltiples direcciones. Es evidente que lo más apremiante es definir una política global para la protección de las reservas existentes de superficie y freática. Una política basada en evitar la polución del agua por todos aquellos agentes que la degradan y, a la vez, de reciclaje de las aguas usadas. Pero, incluso suponiendo que se llevara a efecto con éxito, sigue subsistiendo el hecho de que el agua de que dispone naturalmente la tierra va siendo insuficiente para atender las crecientes necesidades del planeta. Por ello una política global de futuro, debe comprender además, una acción encaminada a frenar ese consumo indiscriminado que se viene haciendo.

Nuestra sociedad opulenta carece de ese «culto del agua» que se aprecia en otras culturas. Es un problema cultural que ha de modificarse. Nadie jamás nos ha enseñado a «respetar» el agua del mismo modo que se nos ha enseñado a respetar una flor o un libro. Y es allí donde empieza el problema. Es esta falta de toma de conciencia del valor esencial del agua, la que influye en nuestro comportamiento cotidiano. Cuando dejamos un grifo abierto más tiempo del preciso no somos conscientes de que este gesto esta «desangrando» las limitadas reservas de algo tan vital.

Se habla en estos momentos de próximas restricciones de agua en ciertas áreas. No creo que esta sea la solución, si bien es la que única que se pueda tomar de inmediato. En efecto, sí es evidente que en las horas de corte, no habrá consumo, en cambio, en aquellas horas en que haya suministro, se seguirá consumiendo con el mismo derroche y, además, se hará acopio de agua llenando bañeras y recipientes, mucha de la cual no será luego utilizada. Puede acabar siendo un ahorro escaso a costa de crear engorro para miles de usuarios. Es una solución «parche».

Lo que realmente hemos de lograr es que se modere el consumo de agua sin que ello merme un uso racional. Esta seria la mejor solución. El objetivo es conseguir que toda el agua que se consume sea efectivamente «utilizada». Que se evite esa mucha agua que va directamente del grifo al desagüe sin utilidad alguna.

Esta falta de respeto por el agua está tan anclada en nuestra cultura, que se observa incluso en los ingenios que el hombre moderno ha creado para usarla. El propio concepto mecánico del grifo actual —que es el dispositivo de uso habitual de que disponemos— resulta hoy muy primario si lo contemplamos bajo el prisma ecológico. Un dispositivo que mediante un simple giro permite la salida ininterrumpida del agua, no es ya el adecuado para la situación presente. ¡Exige un replanteamiento total! Mientras no exista un uso ponderado del agua y me temo que ello tardará en producirse, entre tanto, hemos de usar nuestro ingenio para crear una nueva generación de dispositivos capaces controlar el derroche sin afectar el uso.

Este es el papel que le corresponde al diseño y a la creatividad en general: el de detectar las carencias y saber hallar el modo de mejorar las cosas para adecuarlas a las nuevas exigencias del presente. La mejora de la calidad de vida que permiten las nuevas tecnologías no ha de limitarse a avanzar sin reparar a los problemas que conlleva. Ha de compensar los efectos secundarios que ellas mismas generan. ¡De lo contrario no hay progreso!. Es necesario desarrollar nuevos ingenios que contrarresten las carencias provocadas por el propio crecimiento. En este caso concreto la investigación ha de centrarse en crear un nuevo concepto de grifos más perfeccionados que nos den el agua que necesitamos a la vez que eviten toda esa agua desperdiciada.

Existen hoy grifos que se activan automáticamente con una célula fotoeléctrica cuando se colocan las manos bajo el caño y otros con la presión de un pedal. Son dispositivos costosos y suelen usarse para instalaciones públicas y colectividades. De lo que se trata ahora es de desarrollar soluciones más simples que estén al alcance de la mayoría por precio y facilidad de instalación. El nuevo dispositivo ha de ser un producto simple y seriado, para que sea tan habitual en las instalaciones como los son los grifos de ahora. PEQUEÑAS soluciones puntuales que estén al alcance de una mayoría contribuyen mucho en resolver GRANDES problemas.

Es un reto que no sólo afecta al diseño, pero en el que el diseño tiene un papel importante que jugar. Es en este tipo de temas que, quienes ejercen el diseño de investigación, pueden encontrar materia. Olvidemos un tiempo las elucubraciones en torno al mobiliario a los que muchos se habían volcado y veamos en qué podemos ayudar con nuestra imaginación creadora a resolver problemas tan vitales y no por ello menos interesantes creativamente. Es así que el diseño puede, si no salvar al mundo, cuanto menos contribuir a paliar muchos de lo problemas que lo aquejan.”

formas y estructuras

El diseño aplicado a objetos comunes recrea nuevas formas y usos a elementos ya definidos. Diseñadores pensantes a la orden de la creatividad y de la media vuelta de tuerca que garantice un producto elegante e innovador.

Diseñadores como Arnaud Lapierre, Victor Alemán o Craighton Berman,recopilan toda la inspiración a su alrededor al servicio de su majestad, el diseño industrial.

Diseño conceptual basados en objetos totalmente inclinado a la cultura del ‘diseño con tendencias independientes’ (salgamos del mundo ikea por unas horas):

Loopty Loop Loopita

Cutt Cutlery por Buchegger, Denoth, Feichtner Design

Power Cable Management Desk

Shelf Concept por Okapi Studio

Easy Closets

Pinch of Salt por Craighton Berman

Roll ‘Em Up